Susana vs las ambientalistas: "Si le pegan a mi auto, me bajo y las cago a trompadas"

A pocos días de vivirse la entrega de los Martín Fierro, evento en el que Susana Giménez generó gran revuelo por arribar al hotel Hilton con un vestido blanco y una estola de piel de animal, la conductora se defendió de las críticas. "Me molestó profundamente la manera que tienen estas mujeres, que son siempre las mismas y que van al Martín Fierro y al Colón y atacan. No pueden convencer a nadie con agresión, están equivocadas", comenzó diciendo la diva.


De esta forma, la diva de los teléfonos arremetió contra el grupo de mujeres que repudió la estola de piel. Luego, dio cuenta de su cariño por los animales: "Creo que hay que respetar las ideas de cada uno, yo hablo de mí y no hay nadie en el mundo que quiera más a los animales que yo. Me hice vegetariana para no comer vacas, no como más pollo porque vi un video de cómo los mataban en África y me impresionó mucho. Esto (refiriéndose al vestido de la polémica) es un invento de los diseñadores. Mi vestido venía con eso y ya. Yo digo que si querés convencer a alguien de tus ideas, no tenés que hacerlo con violencia porque, te digo la verdad, si a mí me pegan el auto con un cartel que dice cosas, me bajo y la cago a trompadas", arremetió, visiblemente enojada.

Minutos más tarde mencionó a la Chiqui Legrnad y la posibilidad de que se reúnan en la televisión. "Mirtha siempre me invita y yo a ella, pero ahora no podemos por un tema de contrato", aclaró.

Por último y ante el furor que hubo en las redes sociales por la denuncia que hizo el periodista de C5N, Pablo Duggan, quien dijo que le cobraron un 15% de recargo al pagar con tarjeta de crédito en el bar "Bartola" cuyo dueño es Joaquín Rozas, el novio de la nieta de Susana, la presentadora no esquivó el comentario y disparó una frase con su clásico humor: "Lo bien que hicieron", concluyó.

La rubia se refirió de esta forma en el marco de una campaña de la firma P&G, donde fue proclamada como la Reina de los Hinchas argentinos de la mano de Fernando del Carril, gerente general de la compañía en la Argentina, quien le otorgó una tiara y el cetro.

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